Me levanté una mañana como todas. Pensé en todo, en todo.
Normalmente me llevo las manos a la cabeza y me arrepiento de todo, pero esta vez no.
Elegí el camino difícil y puse los pies en el suelo. Me torcí el tobillo, pero seguí andando.
Tuve llagas, pero seguí hablando.
Tuve jaqueca, pero seguí defendiendo mis ideales.
Te tuve a ti, y te aparté porque supe que me hacías daño.
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